jueves, 27 de agosto de 2009

Decanato prohibido

Christian Valenzuela J.

La última elección de decano en la Facultad de Ciencias Agronómicas, y muy probablemente varias de las anteriores, mostraron a la comunidad universitaria una realidad sorprendente: los candidatos para ocupar el máximo puesto de la facultad eran todos mayores de 60 años. Y la razón es simple: para optar al puesto de decano un académico debe poseer el rango de Profesor Titular.

¿Cuál es el problema entonces? Según el artículo 8 del Reglamento general de carrera académica de la Universidad, Profesor Titular “es el más alto rango académico de la Universidad y pertenecen a él quienes consolidan un elevado prestigio nacional e internacional, desarrollando en forma sobresaliente una actividad académica innovadora en sus concepciones, contenidos o procedimientos”. A simple vista no parece haber problema, pero la realidad indica otra cosa: es extremadamente complicado para un académico joven ser profesor titular, porque es enormemente difícil consolidar un elevado prestigio nacional e internacional, inclusive uno leve.

Los rangos académicos de la Universidad son cinco, y en orden de importancia luego de Profesor Titular están: Profesor Asociado, Profesor Asistente, Instructor y Ayudante. La tónica general es que en las distintas unidades académicas hay muy pocos profesores titulares. Un buen ejemplo es el Departamento de Ciencias Ambientales, el cual posee 13 académicos de planta de los cuales 1 es ayudante (C. Mattar), 5 son instructores (A. De la Fuente, R. Fuster, L. González, G. Soto y J.M. Uribe), 5 son profesores asistentes (P. Aldunce, A. León, L. Morales, M. Paneque y J. Pérez-Quezada), 1 es profesor asociado (R. Hernández) y 1 es profesor titular (F. Santibáñez). Es interesante recordar que el profesor Fernando Santibáñez era uno de los tres candidatos para la última elección de decano realizada en nuestra facultad.

Comentario aparte merece la forma en que se asciende por los rangos académicos. Para el común de los mortales nos parece al menos extraña y oculta la forma en que un académico puede ser promovido a un rango superior ¿Habrá que ser masón? ¿Será un problema de platas? No lo sabemos con certeza. Lo cierto es que hay casos emblemáticos en nuestro mismo Departamento de académicos que no son o no fueron profesores titulares teniendo méritos de sobra. Ejemplos son: Alberto Carvacho, retirado en 2007, quien entre sus múltiples logros profesionales tiene el haber sido director del Museo de Historia Natural, mientras que en la Universidad solo alcanzó el rango de profesor asociado; Roberto Hernández, actual profesor asociado, quien tiene entre sus publicaciones un texto que es referencia obligada para los estudiosos de su misma disciplina; y Luis Morales, actual profesor asistente, quien ha sido calificado por sus mismos ayudantes como “eminencia”. Asimismo, por sus trabajos y estudios de posgrado, hay otros académicos más jóvenes del Departamento que merecen mayor jerarquía que la que actualmente tienen. Al final, todos los académicos que vemos a diario en el “cuarto piso” no tienen ninguna posibilidad de postular al decanato en la actualidad.

En otras facultades este panorama se repite y por ende quienes ocupan los cargos de decano son académicos de avanzada edad, algunos de muy avanzada. Sin querer desmerecer la contribución de la gente mayor ¿Es justo que académicos más jóvenes no tengan posibilidad de dirigir los destinos de las diversas facultades? Y nacen una serie de otras interrogantes: ¿Es realmente necesario ser profesor titular para dirigir una facultad? ¿En qué medida ayuda a la renovación de la Universidad esta disposición? El actual proceso para ascender en los rangos académicos ¿Es el indicado? Todas preguntas que debiera plantearse la comunidad universitaria.

Por otra parte, en cuanto a las condiciones que debe tener alguien que aspira a sentarse en el sillón más importante de una facultad: tener prestigio internacional o en definitiva ser muy destacado en una disciplina particular ¿Es garantía para ser un buen decano? Y en esta última interrogante conviene detenerse, pues siendo la mayoría de nuestros decanos destacadísimos profesionales, muchos no son precisamente destacadísimos decanos, considerando los múltiples problemas no solucionados que tienen algunas unidades académicas. Así parece lógica la explicación: ser un experto internacional en fruticultura, por ejemplo, no tiene nada que ver con ser bueno en gestionar, entendiendo que en la globalidad esa es la labor de un decano. Obviamente tener habilidades para gestionar no es lo único que se le debe pedir a un decano, sin embargo desde luego que es una competencia excluyente. No es casualidad que las facultades de Ciencias Físicas y Matemáticas y Economía y Negocios ―ambas caracterizadas por dotar a sus integrantes con capacidades de gestionar― sean de las unidades académicas más modernas, prestigiosas y bien administradas que tiene la Universidad.

Al final, y con el actual sistema elitista que tiene la Universidad, el grueso de nuestros académicos tiene totalmente prohibido ser decano, evidenciándose que la base democrática de este proceso está viciada.

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4 comentarios:

Unknown dijo...

Es cierto que estar a cargo de una FACULTAD DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE, es una pega muy importante además de atereada. En el caso puntual de la Facultad de Ciencias Agronómicas, el tema se complica más, ya que hasta ahora como se han llevado las cosas ésta se ha comvertido en un lecho de desorden, deudas y alta burocracia en los momentos en que se necesita respuestas en el corto plazo. Estoy de acuerdo en que deberían ser profesores más jóvenes y con más energías a los que también se les debería dar la oportunidad de organizarla. Pero creo que los más indicados de gestionar y administrar la Facultad son los Profesores de Economía Agraria, ya que ellos por formación deberían saber más de gestión y administración de instituciones.

Mel dijo...

como dato anexo a la discusión, tengo entendido que a los académicos se les exige que suban de categoría, y que tienen un plazo para cumplir los requisitos de esto. Consiste, POR DECIR UN EJEMPLO, en que el académico logre X número de publicaciones ISI en dos años, y que avance en su perfeccionamiento profesional (hacer Y TERMINAR estudios de postgrado). Si no lo logran, les hacen una advertencia, y de no volver a lograr la meta propuesta, podrían llegar a despdirlos. Sobre el proceso de publicación de papers, es un proceso caro y complejo (especialmente cuando las revistas son ISI). Al enviar un documento, una revista puede demorarse tranquilamente seis meses en responderte (aceptar o rechazar el documento) y casi todas las revistas exigen que la publicación sea inédita, y que no se envíe al mismo tiempo a ninguna otra revista. Bueno, eso, sólo quería aportar con ese dato para entender que los procesos de ascenso de jerarquía no son tan simples, y hay harto de responsabilidad en nuestros propios académicos. A favor de esots, puedo señalar que el poco tiempo que tienen muchas veces para hacerlo, o que noles interesa en lo más mínimo generar investigación porque prefieren dedicarse a la docencia (es el caso de nustros mejores profes de la carrera)

Para el caso de Alberto Carvacho, a él se le habría considerado sólo el trabajo de investigación que realizó desde que entró a la U y no necesariamente lo que haya hecho antes (con todas sus publicaciones y méritos)

Sería interesante reevaluar este sistema, y consultar a algunos profesores sobre los procesos que podrían modificarse. Saludos !

Unknown dijo...

Fe de erratas: 1) Cuando expuse: "Roberto Hernández, actual profesor asociado, quien tiene entre sus publicaciones un texto que es referencia obligada para los estudiosos de su misma disciplina" me refería en realidad al libro Metodología de la Investigación que es de Roberto Hernández Sampieri, no de Roberto Hernández Aracena, nuestro conocido profesor. Sin embargo R. Hernández A. igualmente es un investigador de trayectoria, que publica desde 1975; 2) Luis Morales es Profesor Asociado y Roberto Hernández es Profesor Adjunto al contrario de lo que aparece en la página del departamento: http://dca.uchile.cl/Academicos.html, que fue de donde me basé.

Auqenido dijo...

No es que quiera ser pesado, o quiera quitarle meritos al profesor Lui Morales pero creo que la siguiente frase expuesta en el texto no le hace mucho favor: "y Luis Morales, actual profesor asistente, quien ha sido calificado por sus mismos ayudantes como “eminencia”." sabiendo que el profesor Luis Morales es reconocido internacionalmente por sus investigaciones conjuntas deberia haberse buscado apreciaciones de sus pares y no de sus subalternos, por que son poco objetivas y incluso irrelevantes. Saludos.