domingo, 13 de septiembre de 2009

Confesiones de un recursero NO arrepentido

Raúl Orrego V.

En un lugar de Santiago cuyo nombre no creo preciso recordar, vivía un joven muy interesado en la temática ambiental que se enfrentaba a una importante decisión: Elegir una profesión. Los antecedentes que tenía no facilitaban la elección, curioso por naturaleza había incursionado en diversas ciencias, encontrando en todas algo que le atraía. De pronto apareció la luz al final del túnel: una carrera que contenía todos aquellos aspectos que le interesaban. Además, la carrera estaba ligada a la temática ambiental y contaba con el respaldo de la Universidad de Chile… estaba decidido, Ingeniería en Recursos Naturales sería su futuro

Los primeros años fueron fantásticos. Buenos compañeros, profesores cercanos, motivación medioambiental, una malla de ramos prometedora, y visiones basadas en conceptos que prometían salvar el mundo… conceptos tales como holismo, interdisciplinaridad, y sustentabilidad, que afloraban de las bocas de profesores y compañeros, que aparecían en los libros y que sin más, nos prometían un futuro esplendor.

Con el correr de los años, nuestro protagonista notó que la realidad era mucho más compleja de lo que pensaba. Las otrora elocuentes voces salvadoras muchas veces escondían magistralmente discursos vacíos, llenos de lugares comunes y absolutamente inútiles. Similar cosa ocurrió con los ramos, que de pronto pasaron de “esto debe ser muy interesante” a “esto es algo sin ningún sentido que no sirve para nada, solo tiene un nombre rimbombante”

Sin embargo, también notó que si estos conceptos se trabajaban rigurosamente, en contextos adecuados, reconociendo lo bueno y malo de las herramientas asociadas, y se revisara lo hablado bajo una mirada crítica, tratando en la medida de lo posible de probar, validar y concretar lo dicho, se converge hacía lo que en un comienzo vislumbró: una profesión que aportara a resolver los problemas ambientales del país. Misma cosa con los ramos, que si eran bien profundizados, mostraban un saber hacer urgente para la sociedad, y que claro, por ser novedosos no estaban lo suficientemente desarrollados para derivar en clases lectivas tradicionales (i.e. un experto iluminado que baja del cielo a entregarnos magistralmente sus conocimientos).

Ahora, en retrospectiva, nuestro protagonista afirma que no se arrepiente de lo que estudió, pese a ser crítico de muchas cosas que pasan. Egresó, se tituló y ahora estudia para convertirse en académico. Hoy ve que Ingeniería en Recursos Naturales Renovables es una gran carrera, la que sin embargo requiere que quienes la estudien tengan algunas pistas clave. Las desarrollo a continuación. Pero antes debo decir algo: Amable lector, no olvide que esto es discutible ya que son producto de mi vivencia y mis intereses particulares, así que lo exhorto a cuestionar.

1. Nuestro objeto de estudio tiene un componente político ideológico, ya que la forma en que se manejan los recursos naturales depende de la forma en que se estructura la sociedad. Este componente es personal, ya que es una definición política. Esto significa que preguntas tales como ¿Construir una central nuclear?, ¿Llevar a cabo Hidroaysén? o ¿Fomentar los transgénicos?, no tienen una respuesta de si o no a priori desde la ingeniería en RRNN, es más, puede que algún “recursero” encuentre su futuro laboral en alguna de estas actividades productivas. El tema es que quien haga esto sea consecuente con la tarea de asegurar un desarrollo sustentable (cuidado, palabra que puede ser usada para decir algo sin decir nada… mejor reculo)… el tema es que quien haga algo así asegure al menos el cumplimiento de las normas ambientales vigentes y que no van a ocurrir problemas como el de los cisnes con CELCO. En este sentido no se debe confundir entre un ecologista y un profesional del medio ambiente, la diferencia es simple, el primero es producto de una decisión ideológica, no se necesita estudiar para ello, en cambio el segundo debe responder y decidir en función de un conjunto de conocimientos técnicos, muchos de los cuales son parte del saber hacer propio de una carrera, o bien producto de años de trabajo. Con esto no se limita a que un “recursero” sea ecologista, esto también es una opción, y muy respetable, de hecho muchos compañeros nuestros lo son, pero un “recursero” no es, ni debe ser, un ecologista per se.

2. Somos una ingeniería, no una rama de la sociología ni una forma particular de biólogos, aunque nuestra tarea tenga un enfoque social, y nuestro saber hacer parta de un “sustrato biológico”. Esto significa la ingeniería es el esqueleto en el que se adosan conceptos de las ciencias biológicas y sociales. Debo reconocer que esta opinión (la más polémica por lo demás) la fundo en mis vivencias e intereses, pero que no dista mucho de algunas tendencias que he visto en el mundo profesional y académico (más académico que profesional, que es el mundo donde me muevo, pero la situación se compensa si incluyo opiniones de segunda fuente). De hecho los trabajos de respetables y renombrados ecólogos tales como Ramón de Margalief apuntan en este sentido. Dejo la inquietud para quien quiera verificar buscando a este autor (y más que dejar la inquietud hago una exhortación, este autor tiene varios textos en español, así que el idioma no es excusa, y es por lo demás, a juicio de muchos, uno de los más importantes ecólogos de los últimos tiempos). Con esto no quiero decir que la biología o la sociología escapen a nuestro saber hacer, de hecho, son parte vital, pero la estructura mental y el enfoque de trabajo debe ser ingenieril, vale decir nuestro trabajo apunta hacia la resolución de problemas mediante la cuantificación (esto es en términos de ciencias exactas) más que mediante la descripción… al menos en la medida de lo posible (a este respecto, debo reconocer que hay conceptos muy importantes no cuantificables en este mundo de los RRNN).

3. Muy ligado a lo anterior, esta el hecho de que nuestro saber hacer está aún en construcción, aunque la urgencia de la problemática ambiental, el componente político y la natural soberbia humana haga que halla muchos que, desde el púlpito, predican verdades incuestionables y absolutas respecto de cómo se deben hacer las cosas (yo mismo en este aporte… por eso los exhorto, y seré majadero con ello, a cuestionar y discutir), pero la verdad es que la ciencia de los recursos naturales es incipiente, se está recién construyendo. En este sentido les recomiendo (y para variar… los exhorto a…) leer un texto (…que además está en español): “Hacia una ciencia de los recursos naturales” de Parra y Naredo.

4. Nuestro saber hacer ocupa términos peligrosos, a los que ya he hecho mención en varias ocasiones. El peligro de estos términos radica que en esencia son verdaderos y útiles, por lo que son ocupados para disfrazar el vacío en numerosas ocasiones. “Somos una ciencia multidisciplinaría y holista” (normalmente la frase termina con aplausos emocionados), suena muy lindo, pero con ello se dice: “trabajamos con varias temáticas y tenemos el desafío de coordinarlas”, ni más ni menos. Mención aparte merece el concepto de desarrollo sustentable, un término no polémico, que pretende decir mucho, pero no permite operacionalizar nada. Es como hablar de “felicidad”: algo que propone una meta que todos quieren, pero que no explicita sus alcances, de hecho, estoy seguro de que cambia la percepción de su esencia de persona en persona (recuerdan lo del componente ideológico). Este concepto tiene otro matiz: define el saber hacer de un ingeniero en RRNN. ¿Esto implicaría que no tenemos saber hacer, puesto que este se sustenta en un concepto difuso?, NO. Hay una urgencia por las temáticas relacionadas con el medio ambiente, y, el concepto de desarrollo sustentable, aunque vago, tiene aspectos que permiten orientar decisiones, el tema es debemos saber y entender esta limitación para manejarnos con seriedad.

5. Las carreras tienen límites difusos, más aún si son holistas e interdisciplinarias. Por tanto, el futuro profesional y la línea final de trabajo a la que se enfoque un egresado o un ya ingeniero en recursos naturales son muy variadas. Hay y van a haber, unos ligados a la evaluación de impacto ambiental o al ordenamiento territorial, otros más ligados a la industria, otros a las políticas públicas, uno que otro hará negocios y empresas, o se dedicará a la investigación. Muchos se disfrazarán de ingenieros ambientales, otros de sociólogos y otros de ecólogos y se sentirán (obviamente) en desventaja con sus pares que estudiaron estas carreras. Ahora, no por eso nuestra formación tiene falencias (aunque las tiene, es imposible que no sea así, por esto es importante el espíritu crítico y la pro-actividad), lo importante es entender lo que nos define como recurseros para aplicar ese saber hacer a la disciplina que escojamos. Personalmente (y no quiero imponer esto a los amables lectores que me han soportado hasta este punto, pero es mi definición después de mis vivencias), pienso que somos ingenieros (usamos las ciencias exactas) que resolvemos problemas ambientales (buscamos el desarrollo sustentable… y recuerden lo comentado a este respecto) desde la perspectiva del territorio (o sea, trabajamos con un enfoque espacialmente explícito y de convivencia de varios intereses… holistas e interdisciplinarios), por lo que debemos ser capaces de coordinar varios puntos de vista distintos (ingenieriles, biológicos y sociológicos), y por tanto sabemos manejar el lenguaje de estas otras visiones.

Bien, ya no los canso más con mis apreciaciones (…por fin), me gustaría que esto se conversara y discutiera, y ojalá que halla polémica (si así fuese, habré logrado mi objetivo). Creo que discutir y coordinar puntos de vista distintos es parte fundamental de lo que hacemos, pero no es algo que se enseñe en la universidad, por que no existe (ni existirá) un ramo formal para ello… eso es trabajo del estudiante (que ya debe dejar de ser alumno), como muchas otras cosas más en vuestra formación, y por hay que ser críticos y pro-activos.

Y bueno, terminar diciendo con orgullo que más allá de las ironías y comentarios críticos que he vertido en este texto, soy un recursero NO arrepentido.

Saludos afectuosos a todos.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Que buena columna.

Saludos de un recursero de la 2009.